jueves, 19 de noviembre de 2015

El fraude de las calaveras de cristal

El fraude de las calaveras de cristal

No cabe duda de que cuando deseamos creer en algo las evidencias sobran, pero cuando se trata de aclarar unos casos las evidencias  deben ser  puntuales.
Uno de los casos ya muchas veces aclarado pero que para los traficantes de misterios sigue siendo su gran estandarte   que confirmaría entre otras cosas, Vida fuera de la Tierra, una humanidad anterior a la actual,  la Atlántida y hasta  los poderes paranormales de los objetos.








 


Sí, estamos hablando de la calavera de cristal de Mitchell Hedges, un interesante objeto que ha desatado los más calurosos debates  tanto por su origen como por sus supuestos  poderes paranormales
La verdadera historia de la Calavera de Mitchell Hedges) es muy interesante y controversial dirían los divulgadores de mitos y es que la  Calavera  de cristal de cuarzo  era la última esperanza de una evidencia genuina, y la única razón para creer  esto es que la hija de Mitchell Hedges, Anna  mientras vivió se rehusó a permitir un estudio oficial para determinar su origen. Pero eso si la presentaba en reuniones del New Age
Pero no fue sino hasta el año de 2007  cuando su viudo, llevó la calavera al museo Smithsoniano de historia natural donde se le realizaron análisis extensos. El museo británico más recientemente también realizo estudios y se confirmó lo que se sospechaba: un fraude con una historia digna de las aventuras de Indiana Jones


La verdadera historia de la Calavera  Mitchell Hedges  comienza con otra calavera de cristal que se encontraba en el Museo Británico, y de la cual copiara el falsificador de la Calavera  de Mitchell Hedges  . El Museo Británico adquirió una calavera de cristal en 1898, coincidentemente justo después de que hubieran sido inventadas las herramientas que hacían posible tallar tales enseres. En la actualidad se sabe que fue en esa misma época que varios artilugios de cristal fraudulentos fueron vendidos a algunos museos.
La calavera del Museo Británico,  fue más tarde revelada como un fraude, pero en la década de los treintas aún se creía que era genuina y era orgullosamente expuesta en el museo.

Con base en los estudios realizados por el museo Smithsoniano a la Calavera  Mitchell Hedges  , se pudo concluir que el falsificador de la misma copió la del Museo Británico con el fin de hacer la suya parecer más auténtica. Originalmente la Calavera  Mitchell Hedges  perteneció a un hombre llamado Sydney Burney, de quien se tiene registros que pasó diez años tratando sin éxito de venderla a varias personas. Terminó vendiéndola en 1943 a un miembro del público en una subasta de Sotheby's en Londres. ¿El comprador?  Si,  Frederick Mitchell Hedges

De hecho existe  la carta que Frederick  escribiera a su hermano justo después de comprar la calavera en la subasta, y en la cual expresa su emoción por su nueva adquisición. Sin embargo y de manera descarada Cinco años más tarde, en un periódico local, Frederick  alardeaba de haber encontrado él mismo la calavera durante una expedición a Centroamérica.

Hay que tomar en cuenta que al igual que muchos farsantes pseudo antropólogos  de hoy día  Frederick Mitchell Hedges   era un reconocido cuentista y muy seguido vendía sus imaginativas historias a los periódicos de Hearst. En estas historias dónde él mismo solía ser el protagonista y solía contar historias de haber atrapado animales nunca antes vistos; batallas contra monstruos marinos; historias de tiburones antropófagos, así como las típicas anécdotas de pescadores.
De hecho  en su libro "El Peligro, mi Aliado", contó anécdotas de haber descubierto tierras y grupos humanos desconocidos, así como de haber luchado contra todo tipo de peligros de la jungla. Más tarde personas que visitaron los lugares donde él dijo haber estado, publicaron editoriales desenmascarándolo públicamente

Se demostró que Frederick Mitchell Hedges  falsificó un evento bizarro que incluía un supuesto robo y varias cabezas reducidas. Incluso perdió una muy comentada demanda por difamación concerniente a éste evento.
Lo malo de decir  mentiras es que luego resulta difícil recordar las,  en el caso de Frederick Mitchell Hedges   existen varias versiones  acerca del descubrimiento de la Calavera  y ninguna  coincide con las demás, su hija adoptiva Anna trató de explicar la discrepancia en su sitio web:

"En 1943 MItchell-Hedges se vio envuelto en otra controversia que sigue viva actualmente en algunas partes. En los tiempos anteriores a las alarmas contra robo, no era inusual dejar artículos valiosos con amistades si uno se ausentaba por largos periodos de tiempo.
Mitchell-Hedges hizo esto con un amigo de la escuela, Sidney Burney, quien siempre mostró interés en la Calavera de Cristal. Sin embargo, en 1943, Burney inexplicablemente puso la Calavera de Cristal a subasta en Sotheby's de Londres.
Mitchell-Hedges se enteró de ésta justo el día anterior y se enfureció tanto que por un tiempo le fue imposible hablar. Incapaz de contactar a Burney, se levantó el día siguiente a las 5 a.m. y viajó a Londres para recuperar su propiedad.
Sotheby's le informó que el vendedor era el hijo de Sidney Burney. Cuando se rehusaron a retirarla de la subasta, Mitchell-Hedges se dio cuenta de que la manera más sencilla de recuperar su propiedad era comprarla. Lo que hizo por 400 libras."
Buena explicación pero ¿por qué si entonces tuvo la calavera durante 10 años nunca había hablado de ella? En la carta que le envía a su hermano le dice que  es una adquisición reciente.
Por su parte Anna se pasó el resto de su vida tratando de vender la calavera. Contrató a un hombre llamado Frank Dorland, comerciante de arte, quien hizo publicidad a la calavera para que ella pudiese venderla. Dorland había trabajado con Frederick Mitchell Hedges  en el pasado tratando de vender otro de sus objetos, que también resultó ser falso.

Ella y Dorland firmaron un acuerdo en julio de 1964 según el cual él haría publicidad a la calavera y el precio de venta no debía ser menor a 50,000 dólares.
Dorland se puso manos a la obra tratando de hacer que todo luciera muy oficial, incluyendo el inventar una historia diferente para el descubrimiento de la calavera. Por eso fue que  por primera vez Anna declaró haber sido ella, no su padre, quien descubriera la calavera.  Se colocó a si misma como la protagonista de la historia diciendo que había acompañado a su padre a una expedición en  un región de Belice  donde ella gracias a su pequeña complexión de niña pudo bajar  a rescatar la calavera en dos intentos uno por cada pieza que  componen la dichosa calavera. Hecho que nadie más mencionó en los 30 años anteriores.
De esta manera Anna se volvió la única persona capaz de establecer el origen de la calavera, algo que un potencial comprador querría, especialmente un museo. Y dado que todos los demás involucrados estaban muertos para esas fechas, no había nadie capaz de contradecir la nueva historia.
La historia debía tomar tonos místicos para hacerla más deseada por lo que se contrataron a un par de escritores que darían peso a esta facultad del artefacto de cristal.

Así nacieron los libros de Gavin Richards la calavera de cristal y Frenología de  Sybil Leek que darían sustento y aire científico a la calavera.
He aquí un fragmento de lo que Dorland envió a Anna acerca del escritor que quería para uno de los libros.


"He convencido a Dick Garvin (escritor que vende) que vale la pena el porcentaje para usted y yo, y que usted proporcione la información. Esto lo hace un mejor libro, hace más dinero para todos. La calavera no se vende, se la usa de esta manera y en apariciones públicas para incrementar las ventas y generar interés. (OC 276, folder #11 – 3/10/1970)"
Los libros hacen declaraciones extravagantes acerca del origen y poderes de las calaveras de cristal, y siendo escritos en lo más álgido del movimiento New Age tuvieron una audiencia entusiasta y por supuesto poca crítica.
Durante todos esos años trataron desesperadamente de vender la calavera. El problema era que, debido a todas las falsificaciones, los museos estaban pidiendo ahora validar las calaveras antes de comprarlas. Algo que Anna no estaba dispuesta a hacer. ¿Sería porque de antemano sabía que era falsa?
Una carta del Museo Británico a Anna muestra que las negociaciones se detuvieron cuando el curador se enteró de la verdadera historia de la calavera.
En conclusión, se ha demostrado que todas las calaveras de cristal conocidas son fraudes. La última  en analizar  fue considerada posiblemente genuina solo porque, hasta recientemente, no se había permitido que se la examinarla.
Por lo tanto consideremos estos hechos
Anna Nunca quiso someter la calavera a ningún análisis científico.
Hedges compró su calavera en una subasta en   Sotheby's  en 1943 por 400£.
Sabemos que una calavera casi idéntica (tanto que los antropólogos físicos piensan que el modelo para tallarlas era el mismo)  fue hecha con herramientas modernas.

Ninguna calavera aparece antes de finales del siglo XIX.
Lubaantún sito maya que se supone había sido descubierta por Hedges ya se menciona desde  1915
Ni Mitchell Hedges  ni sus colaboradores mencionan a  Anna en las expediciones aun cuan cuando algunos de ellos tomaban apuntes y fotografías
Ninguna calavera aparece antes de que comiencen las importaciones francesas de cristal de roca de Madagascar o Brasil
Las calaveras más importantes se han podido rastrear  hasta Eugène Boban, arqueólogo  Francés radicado en  México y conocido por su afición a falsificar piezas.
Sobre el estilo de la calavera, no tiene nada que ver con arte precolombino y mucho menos maya o mexica.

Con esto queda aclarado el supuesto misterio de las calavera de cristal y con ello las demás hipótesis de las calaveras y las leyendas que las respaldaban. Ya ni hablar de la leyenda de las 13 calaveras.

Sitos
Bibliografía

CARROLL, R.T. "Crystal Skulls". Artículo en The Skeptic´s Dictionary. http://skepdic.com
JONES, M. Fake?: the art of deception. Catálogo de la exposición. London. British Museum Press, 1.990.
NICKELL, J. y FISCHER, J.F.Secrets of the Supernatural: Investigating the World´s Occult Mysteries. Amherst (N.Y.). Prometheus Books. 1.988
WALSH, J.M. "Crystal skulls and other problems" en Exhibiting dilemmas: issues of representation at the Smithsonian. Washington y London. Smithsonian Institution Press. 1.997.
http://www.britishmuseum.org/research/news/studying_the_crystal_skull.aspx



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